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Sierra de Francia -
Sotoserrano |
La Sierra
Salmantina es la
comarca más
caracterizada de la
provincia. De
ninguna otra comarca
se definen y
autodefinen sus
habitantes con tanto
énfasis como los
¨serranos¨.
Tierra aislada,
durante siglos, de
las comunicaciones,
próxima a las Hurdes
y límite de Castilla
con Extremadura (Extramo-del-Duero),
pertenecía a dos
cuencas fluviales,
al Duero y al Tajo.
Sus valles y
montañas fueron
poblados por los
primitivos
habitantes ibéricos.
Las pinturas
rupestres de
Quilamas, Batuecas y
Herguijuela de la
Sierra recuerdan a
éstos primeros
pobladores.
Los numerosos
vestigios de
¨castros¨
prerromanos
confirman la
existencia de
poblaciones
agro-ganaderas
asentadas.
Los romanos incluyen
esta aislada zona en
su red de calzadas.
Ellos introducen el
cultivo del castaño
y aportan técnicas
agrícolas.
Con escasa presencia
visigótica, fue paso
a través del río
Alagón (¨Ala¨) de la
invasión musulmana.
En la Edad Media es
repoblada por los
reyes de León, con
hombres y mujeres
traídos de Asturias,
Cantabria y sobre
todo de Francia.
Alfonso VI de León
(1065-1109) repobló
estas tierras al
igual que su yerno
Raimundo de Borgoña,
el cual trajo
consigo a caballeros
y gentes francesas
que se asentaron en
esta tierra como lo
demuestran topónimos
que aún se
conservan, como son
los de : Peña de
Francia, Río
Francia, Soto de
Francia (Sotoserrano)y
los apellidos que
como Gascón, Cascón,
Bernal y Galache aún
hoy son frecuentes
en esta comarca y en
el resto de la
provincia. |
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Fortificada para
afianzar el muro
defensivo de la
Reconquista, más
tarde sus castillos
y hasta sus
torres-campanario,
sirven para
defenderse de las
pretensiones de
Castilla y Portugal
por controlar el
estrecho pasillo
hasta Extremadura.
En la época medieval
se configura en ella
el sistema Feudal
con los condados y
señoríos de Miranda
del Castañar,
Granadilla y Béjar
repartiéndose
tierras, poblaciones
y gentes; siendo
evangelizada por
franciscanos,
dominicos y el clero
secular. |
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Los serranos pasan
un letargo de
siglos, abandonados
y aislados, hasta
que en el S. XIX una
nueva
restructuración
política,
territorial,
judicial y de
hacienda pública,
fija en Sequeros el
centro político y
funcionarial de la
Sierra. Cae el
sistema señorial y
se abren nuevas
vías de
comunicación. No
obstante, la pobreza
persiste y a
comienzos del S.XX
hay una primera
emigración a América
del Norte, Cuba y
Argentina. La
subsistencia es en
base a la fruta, el
aceite, la miel, la
cera, el vino, el
carbón, el lino, que
intercambian con
otros productos,
sobre todo cereales,
cuando los serranos
salen a ¨vender¨a lo
que llaman Castilla,
esto es, a las
tierras más allá de
Tamames hacia
Salamanca.
Carboneros en
Extremadura (Las
Hurdes) y segadores
en ¨Castilla¨ sufren
las penurias de los
años de abandono y
hambre, sobre todo
en la postguerra
española. El ganado
es minoritario y
sólo el caprino y el
ovino, pastoreado
por ¨desheredados¨,
ayuda a sostener la
precaria economía de
la sierra.
Hacia la década de
los años cuarenta
del S.XX, se inicia
ya un
redescubrimiento de
la Sierra de Francia
centrado en el
interés por las
Hurdes y las
Batuecas que
manifestaron en años
anteriores el Doctor
Marañón y el Rey
Alfonso XIII con sus
viajes y las
frecuentes visitas
de D. Miguel de
Unamuno a la Peña de
Francia y la Alberca
y a esos mismos
lugares. Así mismo
las visitas del
cineasta Luis Buñuel
(que hizo una
película
impresionante,
retratando las
Hurdes y de paso la
Sierra de Francia:¨Tierra
de Hambre¨, del
hispanista francés
Maurice Legendre, y
pintores de la talla
de Sorolla, Blat y
otros...).
Los años sesenta son
los del desarrollo
de la Dictadura del
general Franco.
España aunque
aislada
políticamente por
Europa, es un buen
abastecedor de mano
de obra barata para
la expansión
industrial del
Mercado Común. Y
algunas concesiones
de ese mismo
capitalismo
económico europeo
permiten que también
en el Norte de
nuestro País, en
Cataluña, en Madrid
y en el Levante se
instalen industrias.
Todo esto hace que
los habitantes de la
sierra salgan en
estampida en busca
de trabajo y dinero
provocando una
fortísima emigración
a esas zonas de
España y de Europa,
que deja a los
pueblos serranos
vacíos. En 20 años
se reduce a la mitad
su población y se
envejece.
Se abandonan los
cultivos. Se pierde
el ritmo de vida.
Solamente algunas
obras de
infraestructura como
la construcción del
Pantano de Gabriel y
Galán, las nuevas
carreteras, las
obras de
abastecimiento de
agua y luz, etc...
alivian un poco la
situación. Asimismo
las ayudas de ICONA
para la repoblación
y los trabajos de
conservación de los
montes se convierten
en otra fuente de
ingresos para los
que han permanecido
aquí. La década de
los años 70 fue, sin
duda, la de mayor
depresión económica
en la Sierra. |
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